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La variedad a base de Rooibos -planta de origen sudafricano cuyo nombre en el idioma afrikaans significa “arbusto rojo”-, posee notas de frutilla y el toque refrescante de la menta búlgara. De color ámbar y sabor ligeramente dulce, este exclusivo blend se completa con cáscaras de naranja, arándano rojo y pétalos de rosas.

 

“Se puede beber en cualquier momento del día ya que no contiene excitantes; muchas personas lo usan como reemplazo del café o como bebida isotónica”, comenta el especialista Max Lucía, blender y sommelier de té. “Sugiero acompañarlo con frutos secos y pastelería de sabores suaves. Marida muy bien con pescado, cordero, legumbres y vegetales”.

 

Por otro lado, Chai es una mezcla proveniente de la India, que combina té negro con especias y hierbas aromáticas tales como canela, pimienta negra, anís estrellado, cardamomo, jengibre y clavo de olor. Un ligero toque de vainilla le aporta suavidad a la intensidad de este blend, ideal para tomar en cualquier momento del día.

 

“Se puede tomar por la mañana para acompañar unas french toast o en la sobremesa con un crumble de manzanas. Para disfrutarlo en su máxima expresión, hay que evitar maridarlo con chocolate, porque no se va a apreciar su intenso sabor”, agrega Max.

 

Tanto el té rooibos como el té chai se toman en infusión, con agua entre 80 y 90 grados. Por cada taza de té a preparar, se introduce una cucharadita de las hebras y se deja reposar entre tres y cuatro minutos. “Si se excede el tiempo indicado, se obtiene un licor amargo y astringente, por lo que para obtener una infusión más intensa, hay que agregar más cantidad de hebras”, recomienda Max Lucía. “Ambos blends pueden combinarse con leche y miel para un desayuno sano y nutritivo”.